martes, 5 de julio de 2011

Día del Maestro, homenaje a Horacio Zevallos G.

¿Qué hay de nuevo, hoy?

No hoy sino mañana.
Este 06 de julio se celebra el "Día del maestro" en el Perú, en conmemoración del CLXXXIX aniversario de creación del primer centro de formación magisterial (Escuela Normal de Varones) a cargo del Protector del Perú Don José de San Martín en el año 1822. Con el correr de los años la escuela normal llegó a convertirse en la Universidad Nacional de Educación "Enrique Guzmán y Valle" -La Cantuta-, considerada el alma máter del magisterio peruano por haber sido sede de formación profesional de profesores eméritos y grandes propulsores de la transformación pedagógica y social en el territorio nacional.
Sin embargo, desde esa fecha, hasta la actualidad, la imagen del docente peruano ha llegado a un nivel en el cual todas las demás profesiones son consideradas por encima del ser maestro o maestra. Esto se debe a una serie de factores, entre ellas las crisis provocadas por los gobernantes que abandonaron a la educación pública y se animaron a cuestionar públicamente la función del profesor en los procesos de transformación social.
Asimismo, el factor determinante ha sido el cambio de actitud del docente al punto de no contar con una organización sólida y confrontacional con las políticas dirigidas a vejar los derechos magisteriales.
Por ello, recordando este día y llamando a la unidad de los colegas mediante su participación más directa en nuestro glorioso Sindicato (SUTEP) y en nuestro Colegio de Profesores del Perú, que es eco de nuestro referente humano Horacio Zevallos Gámez, publicamos tres poemas que él mismo escribió en las oscuras celdas de su encierro.


Maestro
Maestro
en tu libro de lucha
he aprendido
que no traicionar
es un mandamiento.
Me enseñaste a vencer montañas
y ciudades
a no retroceder como el agua constante
Vives en mi sangre
y el pueblo abraza tu esperanza
Eres el Huascarán que de puro hermoso causa espanto
En tí aprecio al Urubamba que baja vivando
y al amanecer pareces el Titicaca que se ahoga
en las orillas de mis ojos
Nada importan abrojos y enemigos
para vencer requiero tu ternura
la transparencia humana
tus brazos de cóndor
Quiero lealtad
como los niños que siembras con tus palabras
Un ideal color de lirio un país como tú
donde el fusil hable y derrame cantos
Maestro
cuando te miro me acuerdo que estoy venciendo
y no tengo miedo de los descuartizadores
de la luz y el canto


De los presos soy el último
De los presos soy el último
dame por descontado en las filas del encanto
De qué les sirve mi cuerpo
si el corazón lo tengo libre
Difícil no es vivir
sino entender por qué se vive
Bebiendo el cristalino trago de tus senos
aprendí a no llorar
y no lloro
Soy de los que se resolvieron
en el mismo vientre
como la flor en la rama
Flores y pájaros trinan
en la ventana de mi exilio


Hagamos con mi valor un puño
Hagamos con mi valor un puño
con tus pechos que encendieron
las farolas de mi cuerpo
encendamos la ciudad
Tus palabras de rocío
pueden volverse de fuego
y cubrir la pradera
Tu belleza y amor nos unen
si buscamos al hombre nuevo
forjémoslo con rosas y acero


NOTAS:
El Prof. Jorge Horna, en su blog www.celendinpm2.blogspot.com ha publicado los hermosos poemas vistos y ha escrito lo siguiente a partir de su saludo al maestro:


Antaño el magisterio peruano de Educación Básica Regular (Ed. Inicial, Primaria y Secundaria) solía celebrar su día con un ánimo festivo y de jolgorio. Con el devenir de los años, las crisis provocadas por los sucesivos gobiernos determinaron el abandono paulatino de la educación estatal, por lo tanto un cambio de actitud de los maestros.
En un proceso organizativo en el que no faltaron las traiciones, felonías y oportunismos, el magisterio nacional logró unificarse. Un hito de ese camino fue la fundación, en un Congreso Nacional, del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), en la ciudad del Cusco el año 1972.

Hogaño la conmemoración del día del Maestro se fortalece con un espíritu de reflexión, crítica y autocrítica sobre la situación de precariedad del sistema educativo de nuestra patria.

Horacio Zevallos Gámez, quien nació en Carumas (Moquegua) en 1942 y falleció en Lima el año 1984, fue formado como maestro para laborar en escuelas primarias; representó al magisterio como primer Secretario General del SUTEP. La coherencia entre sus ideales y la praxis de su proceder, le valieron la consideración y reconocimiento de los sectores de izquierda y de otras vertientes ideológicas y políticas del país. Sufrió sucesivas carcelerías por su fidelidad y consecuencia en la consecución de las reivindicaciones del magisterio.

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