jueves, 30 de junio de 2011

Las tareas para la casa: Ese escollo en la educación

¿Qué hay de nuevo, hoy?

Hoy día queremos compartir una idea acerca de las famosas "tareas para la casa" o lo que antes se solían llamar "Deberes". Actividades por demás vistas con el ceño fruncido por una mayoría de estudiantes y que pueden o no apoyarnos la labor en el aula. La idea es hacer un autodiagnóstico sobre una serie de elementos de argumento.


LAS TAREAS PARA LA CASA: Ese escollo en la educación
Prof. Roxana del Pilar Grados Vargas


En educación existen una serie de instrumentos que, bien utilizados, pueden ayudar a mejorar la calidad del proceso del aprendizaje de los niños y niñas. Mal utilizados, sin embargo, pueden ser inútiles o incluso perjudiciales. Las tareas escolares pueden ser un ejemplo de esto.
En tal sentido la tradicional “tarea para la casa” es para algunos el símbolo de un sistema escolar caduco, para otros es un eficaz medio para que los alumnos se mantengan ocupados. Para los alumnos y alumnas “...es una tortura que no les deja realizar actividades de su interés” (1), para los padres significa convertirse en obligados profesores particulares de sus hijos e hijas y rectos fiscalizadores del cumplimiento del deber generando en ocasiones indeseables tensiones y conflictos con sus hijos.
De acuerdo a lo referido, en el contexto los procesos educacionales formales en las instituciones educativas del país y la región, encontramos como elemento complementario fundamental actividades que los docentes dejan a los alumnos para la casa: justamente las llamadas “tareas escolares”. Es bien sabido que estas son actividades que a pesar de los grandes cambios que ha sufrido el sistema educativo peruano permanecen en el discurso cotidiano escolar actual con una  denominación “actualizada” en el marco de los momentos de las actividades significativas, nos referimos a las llamadas “actividades de extensión”.
            Pasado el tiempo y dada la evolución de los conocimientos psicopedagógicos a la luz de los nuevos movimientos, cabe entonces someter a reflexión la efectividad de tales actividades con la finalidad de concluir si logra realmente su objetivo - el aprendizaje de los niños – o no.
            No es posible hablar de logros educativos si es que no se llevan a cabo revisiones, reflexiones y críticas a los componentes y elementos del proceso formativo así como del currículo educativo manifestado en la práctica cotidiana de nuestros docentes y sus repercusiones en el producto esperado en sus directos usuarios.
En tal sentido, al ser las tareas una práctica generalizada en nuestra comunidad, es importante tener un punto de vista al respecto de ellas sobre todo en los efectos que produce en los estudiantes y cómo estas afectan a las relaciones familiares y escolares.
Un punto de partida es verificar si estas tareas son o no planificadas en nuestras programaciones del año y/o unidades didácticas. Si no lo están, entonces podemos comprobar que no las hemos visto como propuestas inicialmente consideradas para completar el circuito pedagógico.
 Seguidamente queda ver si es que éstas cumplen nuestras expectativas de aprendizaje en nuestros estudiantes y;
Finalmente consultarles si realmente es de gusto y aprecio.
Recordando cuando fuimos niños: ¿Qué es lo que nos gustaba y no de la tareas para la casa?, ¿cantidad?, ¿variedad?, ¿novedad?

NOTAS: 
(1)   BERRIOS, Irma. Defectos en la educación peruana. Edit. San Marcos. Lima, 2000. Pág. 24.

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