viernes, 5 de agosto de 2011

Realidad de los niveles de expresividad verbal en niños y niñas peruanos de cinco años: argumentos para el desarrollo del vocabulario

¿Qué hay de nuevo, hoy?
 Hoy día presentamos un breve ensayo que se orienta a la situación comunicativa en los estudiantes del II ciclo de la Educación Basica Regular del sistema educativo peruano; sobre todo en quienes se hallan agrupados entre los cinco años. La coyuntura de esta realidad ha sido vista en la costa del norte peruano; pero creemos que podría servir para otros medios de acuerdo a que las características socioeducativas sean similares a la citada. A partir de un análisis del fenómeno lingüístico en este contexto se propone finalmente enfatizar en las tareas de mejoramiento del vocabulario.

Realidad de los niveles de expresividad verbal en niños y niñas peruanos de cinco años: argumentos para el desarrollo del vocabulario


Prof. Roxana del Pilar Grados Vargas
En el currículo de educación inicial, tanto como en el de educación primaria y secundaria de la Educación Básica Regular peruana, se considera al escuchar y hablar como dos competencias y a la vez capacidades fundamentales en el desarrollo de la persona.
Tomando en cuenta  a lo que compromete la esencia de la humanidad, lo que determina su manifestación ante los demás, el habla constituye una acción fundamental de la vivencia socializante del individuo. La visitada página Wikipedia menciona a propósito de la oralidad o acto del habla: “La comunicación oral es aquella que se establece entre dos o más personas, tiene como medio de transmisión el aire y como código un idioma. Cada vez que nos comunicamos hacemos uso de un lenguaje. Pero una forma muy particular de usar el lenguaje es la comunicación oral que corresponde al intercambio de información entre las personas sin hacer uso de la escritura, de signos, de gestos o señales, si no utilizando únicamente la voz para transmitir una información”. [1]
Es verdad que tanto los animales como los seres humanos nos distinguimos del resto de los seres (tanto vivos como inertes) por nuestra forma de comunicarnos; pero también es cierto que  el ser humano tiene y cuenta con esa capacidad casi ilimitada de expresarse. Cuando definimos el término “comunicación” la mayoría de los individuos sólo se imagina a dos o más personas dialogando tranquilamente, intercambiando ideas y sentimientos de manera oral. La idea no es errónea pero sí incompleta; no existe un solo tipo de comunicación mediante la cual expresamos sentimientos, pensamientos y emociones. Dentro de estas alternativas contamos con la comunicación oral, gestual, corporal, escrita, eficaz, simple, etc.
Los procesos comunicativos, para que sean eficaces, deben adaptarse al contexto en donde los estamos practicando y también al tipo de persona a quien se está tratando; en especial si nos referimos a la expresividad verbal. Este tipo de comunicación se caracteriza por tener un único código (el idioma) y por utilizar un canal de transmisión que pocos nombran, el aire. La expresividad verbal (algunos estudiosos lo denominan comunicación oral) es la más antigua, se da entre dos o más personas. Decimos que es la más antigua de todas por el simple hecho de que, al no existir imprenta, la noticias o los comunicados eran “cantados” por los juglares, por ejemplo; por ende, lo único que se utilizaba aquí eran la cuerdas vocales y el aire para transmitir los mensajes.
La expresividad verbal, como cualquier tipo de comunicación, se destaca por un simple motivo: mantiene contactados a los seres humanos. Si comprendemos a la perfección el mecanismo que se utiliza en la misma, nos daremos cuenta, a su vez, por qué ejercer correctamente el idioma es tan importante. El lenguaje nos sirve para construir nuestras ideas, para hacer volar nuestra imaginación y para contactarnos con los demás. A medida que los años transcurrieron, el hombre se dio cuenta que esta forma de contacto podía modificarse con el objetivo de alcanzar a una mayor cantidad de personas; es así como, luego, nace la comunicación escrita.
Aunque parezca un tanto sorprendente, la expresividad verbal -hace mucho tiempo- consistía en un conjunto de gritos y gestos (como los que ejecuta el neonato), luego creció para convertirse en un medio rico y hasta complejo. Se debe reconocer que la capacidad de transmitir información o el conocimiento adquirido por vía oral resultó un aspecto decisivo para la creación de lo que conocemos hoy como “cultura”. Así, la expresividad verbal nos ha dejado un legado incalculable de valores, normas, hábitos y técnicas que los seres humanos desempeñamos cotidianamente.
A pesar de los grandes avances de la tecnología la palabra –llamada también el verbo- sigue siendo uno de los medios de comunicación más eficaces que existen. Quien sabe hablar bien, con corrección y perfección, demuestra su buena educación personal. Contar en una reunión con un buen conversador es un lujo tanto para el anfitrión como para los invitados. La conversación es un arte y, como tal, hay que saberlo apreciar y, si se puede, potenciar.
Dice un interesante tratado del proceso comunicacional: “En la expresividad verbal, aunque es importante lo que se dice, también es muy importante cómo se dice. Se debe tomar en cuenta que a la hora de hablar es tan importante la letra como la música. Y aún es más importante cuando no está delante nuestro interlocutor (como es el caso del teléfono). Tal y como decíamos, hay que cuidar la vocalización, entonación y timbre siempre, pero mucho más cuando no tenemos delante a la persona(s) pues estamos perdiendo algo tan fundamental como la comunicación no verbal, los gestos”. [2]
 Así entonces, para lograr una expresividad verbal eficaz, es necesario tener en cuenta varios aspectos; el fundamental involucra al idioma mismo y a la cantidad y variedad de las palabras –vocabulario- que las componen; las personas que se comuniquen deben hacerlo a través de un único lenguaje cuyos temas remitan para ambos la misma cosa. 
Otro de estos aspectos es la escucha, en especial si estamos en un contexto infestado de ruidos o interrupciones.
Por último, en caso de no entender correctamente lo que se ha transmitido, debemos pedir una repetición del mensaje. Aunque esto parezca obvio, las personas suelen quedarse con aquello mal escuchado y con sus propias ideas sobre lo escuchado, en lugar de solicitar la debida ratificación y/o aclaración. Al fin de cuentas, saber expresar sonidos no lo es todo y eso debe considerarse en los primeros años de la formación del ser humano. Veamos por ejemplo lo que se da en las instituciones educativas de educación inicial de nuestro medio, donde no se dan espacios para una eficaz comunicación oral debido a dos problemas vinculantes.
La expresividad escrita junto con la verbal son los dos tipos de comunicación principales. Aunque tenemos muchas más divisiones de éste término, estas dos son las más relevantes. En la mayoría de los casos la expresividad verbal se encuentra acompañada de una de tipo gestual; esto se debe a que, para los seres humanos, nos resulta inevitable gesticular cuando hablamos; es una característica espontánea y muy flexible. Es importante darnos cuenta de las ventajas de esta forma de expresión, pero debemos tener en cuenta que la misma posee limitaciones. Entre las mismas encontramos la más evidente, la incapacidad de difundirse fuera de ciertos límites: el no contar con la intensidad de voz adecuada, el no poder comprender lo que se escucha y, sobre todo, el no poseer recursos vocabuláricos o una adecuada plataforma de palabras para ser utilizadas en la comunicación misma.
 La expresividad verbal sólo puede alcanzar los límites de la voz, o de algún instrumento que haga de ésta un sonido más potente; pero, a diferencia de la comunicación escrita, no puede traspasar distritos, regiones o fronteras. Otra de las desventajas es la interpretación, ¿Cuántas veces hemos peleado o discutido por malinterpretar o confundir un mensaje? La comunicación oral debe ser clara, y para eso debemos estar atentos a lo que se nos comunica escuchando -no oyendo- cuidadosamente. En el caso de no entender el punto de la charla se debe pedir al emisor una aclaración.
De otro lado sigue la no posibilidad de manejar términos o vocablos por la ausencia de éstos entre los esquemas mentales, que dejan sentada la presencia de vacíos para que las expresiones sean más completas.
Una cuestión adicional es también importante mencionar. Y es aquí donde citamos una frase muy conocida (este tipo de comunicación puede ser negada) que todos conocemos: “a las palabras se las lleva el viento”. Al no existir documentación que confirme o corrobore lo que se ha dicho, entonces puede ser negado por cualquiera de nosotros.
     Así, en la expresividad verbal:
  • Se utiliza el canal auditivo
  • Se capta por medio de la percepción
  • Es espontánea y se puede retractar
  • Es efímera y hay interacción
  • Utiliza soportes verbales y no verbales (movimiento de manos, gestos varios)
  • Posee sintaxis diversa, muy elaborada o no (uso de “muletillas”)
  • Es posible escribirla
  • Es lineal, o sea, no se pueden decir o leer dos letras al mismo tiempo
  • Se manejan y mezclan con orden lógico palabras o vocablos. Si son más, mejor. 
A propósito de estas habilidades que engloban la capacidad de expresividad verbal, mediante la conocida PRUEBA DE LENGUAJE ORAL DE NAVARRA (PLON) [3], aplicada, a manera de muestra, en un estudio diagnóstico de la realidad de la I.E. Nº 1745 “María y Jesús” de Ciudad de Dios, Pacasmayo, La Libertad, Perú; hemos visto que los niños y niñas de 05 años  manifiestan en la mayoría de los casos:
  • En cuanto al léxico: escaso nivel compensatorio y expresivo;
  • En cuanto a la identificación de colores: Más desaciertos que aciertos en la selección de elementos con colores básicos específicos;
  • En cuanto a las relaciones espaciales: Indistinciones de lugares tales como arriba – abajo – delante – al lado – detrás, etc.
  • En cuanto a las ideas de opuestos: Indistinciones generalizadas de los opuestos  con  referencia al tiempo –ayer – mañana; yo – tú; ahora – luego; etc. –
  • En cuanto a necesidades básicas: Demuestran sin mucho inconveniente sus necesidades básicas como sueño, hambre, frío, etc.
      En suma, dificultades en las maneras y argumentos comunicacionales elementales que les permitan entenderse y hacerse entender con los demás; hechos que se remiten a un escaso o incipiente manejo lógico de los vocablos, aun cuando se espera que puedan ser capaces de expresar sus mensajes con cierta claridad, de acuerdo a su condición etárea.
      Por lo dicho, a nuestro criterio, es importante reparar en la última característica, y/o condición a la vez, de esta forma de expresividad o comunicación. Creemos que si los niños y niñas poseen más palabras en sus “mochilas mentales"; entonces serán capaces de expresarse mejor, de dialogar mejor y de aprender mejor ya que al escuchar y conocer las palabras posiblemente “nuevas” expresadas estarán en condiciones de comprender y escuchar mejor.


[1]  http://es.wikipedia.org/wiki/Comunicaci%C3%B3n_oral
[2]  http://www.estdiossimbiosis.com.mx/expresión verbal.htlm
[3] http:/www.unex.es/gial/docencia/asignaturas/psicopatología